martes, 23 de marzo de 2010

5. De la Sociedad Hiperintegrada al País Fragmentado, EDA

DE LA SOCIEDAD HIPERINTEGRADA AL PAÍS FRAGMENTADO:
Gustavo De Armas

1. Introducción:

El país recorrió en términos sociales en los últimos 20 años tres etapas:
La 1ra, entre 1985 y 1994, caracterizada por el crecimiento de la economía y el sostenido y significativo descenso de las tasas de pobreza (del 46 al 15% aprox.); la 2da entre 1995 y 1999, estancamiento en la pobreza y la igualdad; la última, entre 2000 y 2003, duplicación de la población en situación de pobreza, niveles similares a los de mediados de los años 80.
El añorado Uruguay Batllista, que la democracia pretendió restaurar, cedió paso en los últimos años a una típica sociedad latinoamericana, una sociedad en la cual 1 de cada 3 o 1 de cada 2 vive bajo la línea de la pobreza (LP).
Una sociedad en que la segregación residencial aparece casi como la única transformación urbana a exhibir.

2. Los orígenes de la crisis:

Mientras que en 1940 el PIB per cápita de USA era 3,75 veces mayor que el de Uruguay, el 3ro más alto de América después de Canadá, a mediados de la pasada década era 5,73 mayor, y al presente luego de la recesión lo multiplica casi por 10.
Lo más preocupante es que mientras Uruguay registró un crecimiento del PIB per cápita del 56% entre 1950 y 1995, la región logró en promedio un alza del 123%; y USA un alza de un 134% en su PIB por cápita.
Con el estancamiento económico que comenzó a mediados de los 50, la sociedad uruguaya inició un proceso lento, de aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso. Entre fines de la década del 60 y principios del 70, la sociedad uruguaya era la más igualitaria de la región, incluso más que la Argentina. Durante la dictadura la desigualdad en la distribución del ingreso, medida a través del coeficiente de Gini, aumento significativamente, de 0,33 a 0,43.
En los 60 el PIB per cápita se mantuvo prácticamente estancado, mientras que el de la región subió casi un 20%.
El coeficiente de GINI es una medida estadística que expresa cuanto se aleja de la distribución perfectamente igualitaria la distribución real del ingreso; el coeficiente de GINI varia entre 0 y 1, cuanto mayores son los valores del coeficiente, más desigualitaria es la distribución del ingreso.
En los últimos 20 años, la mayor parte de los investigadores advierten que se ha registrado una tendencia sostenida, de concentración de ingresos.
La sociedad uruguaya a comienzos del s. XXI es mucho más desigualitaria que hace 3 o 4 décadas. Otra forma de evaluar la evolución social del país en las últimas 4 décadas, consiste en analizar indicadores básicos de salud; Uruguay redujo entre 1970 y 2002 la mortalidad infantil en un 71%, Costa Rica un 85%, y Chile en 87%. Al examinar la evolución socioeconómica de Uruguay en las ultimas décadas, utilizando el índice de desarrollo humano (IDH), se constata que el ritmo de progreso del país ha sido menor que el de sus vecinos, en particular Chile y Costa Rica.
Uruguay desde mediados de la década del 50 ha venido experimentando una serie de procesos que han acortado la distancia que lo separaba del resto de la región. Las bajas tasas de crecimiento económico las últimas 4 o 5 décadas (a pesar del importante crecimiento del PIB registrado entre 1985 y 1998), la tendencia al aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso y la perdida del liderazgo regional a nivel de desarrollo humano, lo ubican en el s. XXI en una posición diferente a la que tuvo décadas atrás.

3. Evolución de la pobreza y la desigualdad en las últimas 2 décadas:

El ciclo económico de los últimos 20 años empieza y termina, en términos económicos, de la misma manera, con la salida de una crisis profunda.
La primera crisis, del 82 conocida como la crisis de la tablita, fue el colapso de la política cambiaria, y determinó una reducción del PIB per cápita del 15% aprox., una contracción que la sociedad uruguaya no experimentaba desde la década del 30.
La 2da crisis implico una caída del PIB per cápita aun mayor 19% aprox.
Tras la crisis de la tablita (uno de los factores que provocaron la crisis del régimen autoritario), la economía uruguaya comenzó a recorrer un ciclo de sostenido e importante crecimiento, como no se conocía desde los 40.
Entre 1984 y 1998 se incremento casi interrumpidamente el PIB, que acumulo un alza del PIB per cápita del 66% aprox., solo por debajo del 90% registrado entre 1942 y 1956. Esta destacable performance es una de las principales causas de la reducción de la pobreza ocurrida entre 1986 y 1994; de 46 a 15% aprox.
También opero al mismo tiempo una leve mejora en la distribución del ingreso.
La evolución de la pobreza en los últimos 20 años se puede describir en 3 periodos: el 1ro, entre 1986 y 1994, caída de la pobreza; el 2do entre 1994 y 1999 estancamiento de la pobreza, leve aumento de esta entre los menores de 6 años; el último desde 1999 hasta 2004, crecimiento significativo de la pobreza, sobre todo entre los niños más pequeños (menores de 5 años), el balance de los últimos 20 años resulta preocupante: en el último trimestre del 2002 (tras la devaluación y la inflación), el porcentaje de pobreza volvió a las cifras de 1986, 60% aprox.
Se advierte el avance del proceso de Infantilización de la pobreza. La tasa de pobreza de los menores de 6 años era en 1986 aprox. 2 veces mayor de la tasa de pobreza de personas de 65 años o más; a finales de los 90 era 10 veces mayor.
Uno de los factores a los que se atribuye la espectacular caída de la tasa de pobreza entre los adultos mayores, es la reforma de la seguridad social de 1989, que vinculó los incrementos de las jubilaciones a la evolución de los salarios. Paso del 32% al 4% entre 1986 y 1994.
El mayor incremento de los niveles de pobreza se produjo durante el año 2002, entre el 1er trimestre y el último, el porcentaje se duplico. Más de 1millon de personas vivían bajo la LP en el año 2004.
El espectacular crecimiento del PIB durante el 2004 (más del 12%) y la reducción de la tasa de desempleo, no solo no han logrado revertir los altos índices de pobreza, sino que NO se han traducido en una mejora significativa para los sectores de la población que padecen la situación de pobreza más extrema. Entre 2001 y 2004, el porcentaje de población en situación de indigencia se ha triplicado, con lo cual en el año 2004 prácticamente 1 de cada 10 niños menores de 6 años se hallaban en situación de indigencia.
La pobreza extrema, indigencia o vulnerabilidad a la indigencia, en el 2004 1 de cada 10 uruguayos se encontraba en esta situación de pobreza extrema. Casi el mismo porcentaje en Montevideo que en el interior.
Los valores extremos se registran en el barrio montevideano Casavalle, donde las 2/3 partes de los niños menores de 14 años se encontraban en situación de indigencia.
En el interior uno de los lugares más afectados por la pobreza es el depto, de Artigas.
Hablamos de pobreza extrema cuando nos referimos a la situación en la que se hallan las personas que poseen un ingreso per cápita inferior al costo de 1,5 canastas básicas alimenticias o línea de indigencia.
Una de las conclusiones más preocupantes es que en este periodo se haya ido consolidando un núcleo duro de pobreza, compuesto por personas con ingresos inferiores al costo de 1,5 canastas básicas de alimentos, predominantemente jóvenes, integrado en un 70% por menores de 30 años.
La exclusión social se corresponde con la evolución de la distribución de ingreso.


4. Las transformaciones Sociodemográficas que subyacen en este nuevo paisaje social:

4.1 Los nuevos tipos de Familia: las revoluciones ocultas:

Actualmente poco más de la mitad de los hogares uruguayos corresponde al tipo de hogar nuclear, en los últimos años se incremento el número de hogares unipersonales.
Otra tendencia en la evolución de la sociedad uruguaya es el aumento de los divorcios.
Estos acontecimientos han venido operando en un contexto de progresivo envejecimiento de la sociedad uruguaya: en el año 2004, el 17% de los uruguayos tenia 60 años o más. Los jóvenes de ingresos medios y altos dejan cada vez más tarde sus hogares de origen, por la formación educativa y por los costos, postergan así la formación de nuevas familias y la tenencia de hijos, lo que termina provocando el descenso del número de hijos en los hogares que poseen mayor capital económico, humano y social. Los jóvenes de ingresos bajos (aún más los que se hallan en situación de pobreza) tienden a independizarse en forma temprana, sin completar un mínimo de educación básica, ingresan al mercado laboral en condiciones precarias y constituyen hogares inestables, con un promedio mayor de niños por hogar. Esta situación explica, entre otras razones, por que los hogares de bajos ingresos se hacen cargo cada vez más de la reproducción biológica de la sociedad uruguaya.
En las transformaciones que vienen afectando a la sociedad uruguaya se encuentran la fuente explicativa de la agudización del proceso de infantilización de la pobreza, la creciente segmentación y la exclusión social.
Sin duda, muchas de estas transformaciones (la maternidad adolescente, el temprano abandono del sistema educativo, etc.), cuando operan en los sectores de ingresos más bajos, pueden llegar a afectar las posibilidades que tienen los niños de acceder al capital económico, humano y social necesario para aprovechar las oportunidades que ofrece la sociedad, comprometiendo así la integración social.
El hecho que los hogares pobres tengan en promedio más hijos que los hogares que superan la línea de la pobreza no basta para explicar el proceso de infantilización de la pobreza, esto suele atribuirse a 2 factores. Algunos sociólogos y psicólogos sostienen que para las madres jóvenes o adolescentes el hecho de tener hijos constituye casi la única retribución simbólica que pueden alcanzar, la única ruta de emancipación (independencia), el único puente hacia la adultez. Otros plantean que este fenómeno responde a una estrategia de supervivencia económica, ya que los hijos representan una suerte de “seguro de vejez” para los padres, al tiempo que les permiten a las familias acceder a ciertas prestaciones sociales; asignaciones familiares, subsidios monetarios condicionados a la asistencia educativa de los niños, programas de lucha contra la pobreza.
El rol de las políticas públicas de apoyo a las familias pasa a ser clave para evitar que los hogares de menos recursos caigan por debajo de la línea de la pobreza. El éxito o el fracaso de las políticas del Estado terminan explicando tanto o más que las variables sociodemográficas, el proceso de infantilización de la pobreza.
Las políticas públicas resultan tan relevantes como las transformaciones sociodemográficas que se hallan en su base.
Cuando las transformaciones sociales no obedecen a decisiones autónomas de los actores, sino que son el resultado de procesos de exclusión social (violencia familiar, deserción escolar, trabajo infantil, etc.), la acción estatal debería intentar desmontar los mecanismos que generan estos fenómenos, buscando garantizar el acceso a los bienes sociales.

4.2 Segregación espacial: la ruptura del espacio público urbano:

En los últimos 15 años la ciudad de Montevideo se ha ido fragmentando socioespacialmente. Por un lado, el crecimiento del número de asentamientos irregulares, y por otro, el atrincheramiento de las familias de mayores ingresos en barrios cuasiprivados han ido, conjuntamente, ensanchando las distancias sociales.
La pobreza se ha concentrado territorialmente en los barrios periféricos de la ciudad.
La otra manifestación de esta tendencia ha sido el aglutinamiento de los que poseen mayor capital económico, humano y social en los barrios de la costa. Asistimos así, a como emerge una nueva ciudad, en la que cada vez más, y a pesar de las modestas distancias geográficas, los que son distintos, viven muy lejos entre sí (con una casi nula probabilidad de interacción), y los que son parecidos se concentran, reproduciendo hábitos, pautas de comportamiento y estrategias.
Actualmente solo los barrios de la costa de Montevideo presentan tasas de pobreza de un digito. En gran parte de Montevideo 2 de cada 3 niños menores de cinco años viven en situación de pobreza. En estos barrios se concentran, además de la pobreza, carencia de los recursos económicos necesarios para acceder a una canasta básica de bienes y servicios, también encontramos altas tasas de desnutrición, el retraso de crecimiento, la repetición escolar, la deserción educativa y la desafiliación institucional de los adolescentes y jóvenes. La desafiliación institucional hace referencia a los adolescentes y jóvenes que no estudian, no trabajan ni buscan trabajo. Este concepto refiere a la ruptura de los vínculos con 2 de las principales agencias sociales de socialización; el sistema educativo y el mercado de trabajo.

4.3 El correlato del sistema educativo:
La brecha de aprendizaje entre contextos socioculturales

Del vínculo entre educación y sociedad en Uruguay, se sacan 3 conclusiones;
1- el acceso a la educación ha aumentado en forma significativa en los últimos 10 a 15 años, como resultado de la expansión en la educación pública preescolar y secundaría, con lo que se ha ampliado la participación de los sectores de más bajos ingresos en el sistema educativo.
2- el fracaso escolar sigue afectando a una amplia proporción del alumnado. De cada 100 niños que ingresan a primer año de escuela, 96 aprox. culminan el ciclo escolar; poco más de 59 el ciclo básico, cumpliendo así con el mandato legal de más de tres décadas, y solo 34 la educación media completa.
3- la distancia entre los logros educativos alcanzados por los niños de ingresos bajos, medios y altos, no se ha acortado significativamente en los últimos años, al menos no en la medida que se aprecia en otros países de similar nivel de desarrollo humano en la región, como Chile.
La crisis del modelo tradicional de familia, la consecuente irrupción de nuevos arreglos familiares, así como el impacto de la reciente crisis económica, han duplicado el porcentaje de niños pobres e inevitablemente han afectado el sistema educativo.
La mitad de los niños de 6 a 12 años se hallaban en situación de pobreza en 2003, y más del 87% de los alumnos de educación primaria corresponde al subsistema público, además aprox. 6 de cada 10 niños que asisten a escuelas públicas viven bajo la línea de la pobreza.
El impacto positivo que parece haber tenido en la reducción de las brechas de aprendizaje el desarrollo en la última década de algunas políticas educativas (en particular la expansión de la educación inicial y las escuelas de tiempo completo).
Se ha notado un aumento del rendimiento en los alumnos pertenecientes a hogares de más bajos recursos.

5. La respuesta desde el ESTADO: avances y asignaturas pendientes en materia de políticas sociales y gasto público social

En primer lugar, la mayor parte de los indicadores de desarrollo humano mejoraron claramente hasta comienzos de esta década: la tasa de mortalidad infantil, las tasas de escolarización (en particular el tramo preescolar y medio), el PIB per cápita, etc.
A partir de ese momento, como resultado de la última crisis económica, todos los indicadores sociales muestran un claro deterioro. En 2do lugar, los niveles de pobreza para toda la población seguían siendo, hasta el 2004, más bajos que los de 1986: entre los niños menores de 6 años el porcentaje de pobres en 2003 fue prácticamente igual al de 1986, lo que revela la agudización del proceso de infantilización de la pobreza. Por último, en los últimos 20 años la sociedad uruguaya (particularmente en Montevideo), se ha transformado profundamente, como resultado de los procesos de segregación residencial y exclusión social.
Implementar políticas públicas que logren revertir a mediano plazo el panorama social, demanda por una parte; recursos fiscales (gasto público social), y por otra, capacidades estatales (marco legal e institucional adecuado, recursos técnicos calificados, etc.).
Revertir esto, exige algunas reformas profundas. 1ro, si se analizan las características sociales de quienes viven desde hace más de una década en situación de pobreza extrema o, aún más, de indigencia, se llegará a la conclusión de que la reactivación económica difícilmente pueda por sí sola sacar a esta población del estado en que se encuentra. En consecuencia, la acción del Estado a través de las políticas públicas resulta decisiva para fortalecer el capital económico, humano y social de la población excluida.
En el año 2001 Uruguay se ubicaba en 2do lugar dentro de la región en materia de inversión social, medida como el porcentaje que representa el GPS en el PIB.
GPS igual a Gasto Público Social.
La elevada participación del GPS en el gasto público total y en el PIB, y el hecho de que casi 2/3 partes de este se destinen a la seguridad social (básicamente al pago de jubilaciones y pensiones), determina que la inversión pública orientada a la formación de capital humano (educación y salud), y particularmente a la infancia, sea en términos relativos comparativamente baja dentro de la región.
La distribución del GPS responde a 3 factores; primero el sostenido envejecimiento de la población, la elevada cobertura del sistema de seguridad social y el alto peso que ha adquirido el gasto en seguridad social desde la reforma en 1989.
La exclusión social y la infantilización de la pobreza deben ocupar los primeros lugares en la agenda del país. Enfrentar estas situaciones implica incrementar o reorientar el gasto público a favor de los sectores más pobres de la población. Los recursos que la sociedad uruguaya debería movilizar anualmente para enfrentar el fenómeno de la pobreza extrema apenas superan el 0,5% del PIB.
Un sistema tributario progresivo y de transferencias económicas del Estado a las familias de menores ingresos, son algunos de los factores explicativos de los bajos niveles de pobreza infantil y desigualdad que se registran en los países más desarrollados.

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